Docentes y estudiantes de la UNET participan en este proyecto que se desarrolla en la unidad académica La Tuquerena

 

A través del Proyecto Cacao que desde hace varios años desarrolla la Universidad Nacional Experimental del Táchira, se preservan especies del tipo criollo en un banco de germoplasma.

Actualmente se encuentra en la unidad académica La Tuquerena, en el municipio Junín, pero en sus inicios estuvo ubicado en la hacienda La Morusca, a cargo de sus creadores, los profesores Ana Mireya Vivas y Carlos Gómez Barragán.

En el proyecto participa personal del los Decanatos de Docencia, Extensión e Investigación de la institución y también sirve para que estudiantes de la carrera de ingeniería agronómica aprendan desde la práctica.

Rossy Peñaloza, docente de la asignatura café y cacao en el semestre integrado y Juan Francisco Bonilla, adscrito al Decanato de Extensión, explicaron que el banco de germoplasma permite resguardar materiales de cacao tipo criollo entre los que figuran Lobatera Verde, Lobatera Rojo, Parada, Merideño y Porcelana.

“Las plantas están en estado productivo, se encuentran sanas, pues no presentan problemas fitosanitarios. Además, existe el interés por poner a la venta semillas, plantas y varetas, éstas últimas para propagarlo asexualmente, La intención es que a futuro, sean muchos los productores que se incorporen a multiplicar las especies autóctonas”.

La profesora Peñaloza refirió que los estudiantes del octavo semestre realizan sus prácticas de campo en el banco de germoplasma de cacao criollo, donde aprenden diversas características del cultivo, así como a a diferenciar entre una planta sembrada por medio de injertos y de la manera tradicional.

“Nuestra experiencia en la unidad académica La Tuquerena es muy productiva. Traemos a los estudiantes de ingeniería agronómica a conocer el manejo integrado del cultivo, realizar labores de poda, diagnóstico de plagas y enfermedades de las plantas”.

Destacó el respaldo obtenido para este programa a través del convenio que la UNET estableció con la empresa Anri, y que comenzó a funcionar a principios de este año.

“Nos apoyan con un obrero, riego para las plantas y en otros aspectos que permiten el desarrollo de este importante programa”.

Un aula abierta generadora de conocimiento que alberga valiosas especies de cacao para su reproducción. /Norma Pérez M/ Fotos cortesía Rossy Peñaloza.